martes, 30 de julio de 2013

Evitación, aceptación y la metáfora del autobus



Hablaremos hoy de unos conceptos clave universales que creo que en mayor o menor medida todos pasamos por ellos con mayor o menor frecuencia pero que influyen en nuestras vidas e intentaré dar unas pinceladas sobre como “sobrellevarlos” lo mejor posible.
Empezamos con un concepto que se denomina evitación experiencial, el principal motivo del sufrimiento psicológico proviene de la evitación de los llamados "eventos privados". Esto significa que, dados nuestros enormes esfuerzos por suprimir nuestros pensamientos negativos, nuestras emociones o aquellos recuerdos que nos causen malestar, no hacemos más que acabar por acrecentarlos. ¿Qué ocurre si te digo: "No pienses en un oso blanco?". La evitación sirve, aunque sólo momentáneamente para calmar nuestra ansiedad, eso nos ha servido para los “eventos externos”, evitación de situaciones de peligro físico, de situaciones sociales incómodas, pero no podemos huir ni evitar estar con nosotros mismos y nuestros eventos internos.
Tropezar con una piedra no es un problema. El problema es encariñarse de ella.
El contenido de los mensajes que se nos transmiten socialmente y que están basados en evitar aquello que en realidad es natural bajo el lema "lo normal es sentirse siempre bien", daría lugar a una constante necesidad de reducir los síntomas, cuando en realidad lo inteligente  sería clarificar los valores vitales y ser fieles a ellos aún a pesar de experimentar sensaciones negativas ocasionalmente. De este modo, observar los pensamientos molestos y las sensaciones desagradables con atención sin entrar a valorarlas, sino más bien tratando de conocerlas y acabar por aceptarlas, constituiría una buena práctica a fin de no necesitar evitarlas de muy diversas formas (alcohol, aislamiento social, etc.) una de las técnicas que nos pueden ayudar a conseguir este objetivo sería el mindfulness, la atención plena al momento presente, ya que:

Un exceso de  pasado ----------------------- Depresión
Un exceso de futuro ------------------------- Ansiedad

Los pensamientos y los sentimientos son importantes pero no tienen que determinar lo que haremos. El comportamiento alternativo a la evitación es la aceptación, es decir, recibir o tomar lo que sucede en nuestro interior, ya sea un pensamiento, un sentimiento, una sensación desconocida hasta el momento, un recuerdo, etc. Para ello, es necesario estar dispuesto a abandonar lo que automáticamente pensamos y  activar el proceso de sentir los sentimientos como sentimientos, los pensamientos como pensamientos y los recuerdos como recuerdos. Sólo podemos cambiar la conducta abierta y sólo debemos empeñarnos en cambiar lo que se puede cambiar, y la guía para ese cambio sería: según mi experiencia ¿este comportamiento es útil para mi vida? ¿Hacer esto me da o me quita vida?
¿Qué es la aceptación? Aceptar algo es vivir con ello sin querer cambiarlo. Aceptar nuestros pensamientos, sentimientos, sensaciones y emociones es dejar de hacer todo aquello que empleamos para evitarlos. Aceptar es enfocar nuestra vista fuera del microscopio que nos centra en nuestro dolor, ampliando así nuestro campo de visión sin dejar de ver nuestras molestias.
Aceptar no es aguantar. Aguantar es hacer fuerza para oponerse al empuje de otro. Aceptar supone no luchar contra esa fuerza. Aceptar no es resignarse. Resignarse es abandonar nuestros intereses, aceptar es luchar por nuestros valores e intereses.
Aceptar no es ignorar nuestros pensamientos, sentimientos, sensaciones y emociones. Aceptar es abrirse a experimentarlos. Aceptar no es un camino para no sufrir. Aceptar es asumir el sufrimiento necesario para conseguir nuestros objetivos. La aceptación nos permite desactivar los pensamientos.
La siguiente metáfora extraída de la ACT ( Terapia de Aceptación y Compromiso) es un ejemplo magnifico para entender todo lo que hemos hablado hasta el momento:

Supón que hay un autobús y que tú eres el conductor. En este autobús tenemos muchos pasajeros. Los pasajeros son sentimientos, pensamientos, estados corporales, recuerdos y otros aspectos de la experiencia. Algunos son amenazantes, otros van vestidos con chaquetas de cuero y llevan navajas afiladas. ¿Qué ocurriría si vas conduciendo y algunos pasajeros empiezan a amenazarte diciéndote lo que tienes que hacer, hacia dónde tienes que ir? “Tienes que girar hacia la derecha, tienes que girar a la izquierda”. Ellos te amenazan con que si no haces lo que dicen irán hacia la parte delantera del autobús.
Es como si hubieras hecho un trato con estos pasajeros y el trato consiste en, “vosotros sentaos en la parte de atrás del autobús y agacharos de forma que yo no os vea con mucha frecuencia, a cambio, yo haré lo que vosotros digáis”, pero si un día estás cansado de esta forma de viajar y dices “esto no me gusta, voy a hacer que estos pasajeros se bajen del autobús”. Entonces paras el autobús y vas hacia la parte de atrás mirando a los pasajeros. Nota que lo primero que haces es parar el autobús. Ahora, no estás conduciendo para todos, estás conduciendo sólo para estos pasajeros amenazantes. Son muy fuertes, no quieren salir y tú se lo exiges, pero no parece que funcione.
De vez en cuando, vas hacia atrás para aplacar y tranquilizar a estos pasajeros, intentando que permanezcan sentados en la parte de atrás donde tú no puedas verlos. El problema es que tú haces lo que piden a cambio de mantenerlos fuera de tu vida. Muy pronto ellos no tendrán que decirte “gira a la izquierda”, tú ya sabes, tan pronto como se acerca un cruce que los pasajeros van a acercarse a ti así que haces lo que ellos querrían. Al tiempo, ellos parece que desaparecen y como tú quieres que ellos se bajen, acabas creyendo que lo que realmente quieres es ir hacia la izquierda. Sin embargo, cuando aparecen, lo hacen con el poder añadido de los tratos que has hecho con ellos en el pasado.
Ahora la situación es que el poder que los pasajeros tienen sobre ti es del 100%, sobre la base de que “si tú no haces lo que nosotros decimos, iremos hacia la parte de delante del autobús y nos tendrás que ver”. Es cierto que cuando avanzan hacia delante parece como si te pudieran hacer un gran agujero. Ellos tienen cuchillos, cadenas, etcétera. Piensas que pueden acabar contigo. El trato que has hecho es que tú haces lo que ellos dicen y ellos no avanzan y se acercan a ti para que tú no los veas. El conductor eres tú y has cedido el control en este trato secreto con los pasajeros. En otras palabras, intentando conseguir el control, en estos momentos has perdido el control. Date cuenta de que aunque tus pasajeros reclaman que pueden destruirte si no giras a la izquierda, es algo que nunca ha ocurrido. Estos pasajeros no pueden hacer nada contra tu voluntad.

El control  es el problema, intentamos solucionar todo clase de problemas de la misma forma, el control vale para cosas como reducir el peso corporal reduciendo el consumo de alimentos o cambiando los hábitos alimenticios, aumentando el tiempo dedicado al ejercicio físico, también podemos tener control sobre los estudios, sobre las interacciones sociales, pero esto no sirve para eventos internos como los pensamientos, los sentimientos, las emociones, para esto intentar controlarlos agrava el problema, es como  a quién le regalan un martillo y todo lo que ve son clavos… no todos los problemas se solucionan de la misma manera, y no todos tienen solución
Lo que podríamos considerar el lema de la ACT reza lo siguiente:
“Dame fuerza para cambiar lo que puedo cambiar, la serenidad necesaria para aceptar lo que no puedo cambiar, y la sabiduría para distinguir lo uno de lo otro”

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