Hablaremos hoy de unos conceptos
clave universales que creo que en mayor o menor medida todos pasamos por ellos
con mayor o menor frecuencia pero que influyen en nuestras vidas e intentaré
dar unas pinceladas sobre como “sobrellevarlos” lo mejor posible.
Empezamos con un concepto que se
denomina evitación experiencial, el principal motivo del sufrimiento
psicológico proviene de la evitación de los llamados "eventos
privados". Esto significa que, dados nuestros enormes esfuerzos por
suprimir nuestros pensamientos negativos, nuestras emociones o aquellos
recuerdos que nos causen malestar, no hacemos más que acabar por acrecentarlos. ¿Qué ocurre si te digo: "No pienses en un oso blanco?".
La evitación sirve, aunque sólo momentáneamente para calmar nuestra ansiedad,
eso nos ha servido para los “eventos externos”, evitación de situaciones de
peligro físico, de situaciones sociales incómodas, pero no podemos huir ni
evitar estar con nosotros mismos y nuestros eventos internos.
Tropezar con una piedra no es un problema. El problema es encariñarse de ella.
El contenido de los mensajes que
se nos transmiten socialmente y que están basados en evitar aquello que en
realidad es natural bajo el lema "lo normal es sentirse siempre
bien", daría lugar a una constante necesidad de reducir los síntomas, cuando
en realidad lo inteligente sería
clarificar los valores vitales y ser fieles a ellos aún a pesar de experimentar
sensaciones negativas ocasionalmente. De este modo, observar los pensamientos
molestos y las sensaciones desagradables con atención sin entrar a valorarlas,
sino más bien tratando de conocerlas y acabar por aceptarlas, constituiría una
buena práctica a fin de no necesitar evitarlas de muy diversas formas (alcohol,
aislamiento social, etc.) una de las técnicas que nos pueden ayudar a conseguir
este objetivo sería el mindfulness, la atención plena al momento presente, ya
que:
Un exceso de pasado ----------------------- Depresión
Un exceso de futuro
------------------------- Ansiedad
Los pensamientos y los
sentimientos son importantes pero no tienen que determinar lo que haremos. El
comportamiento alternativo a la evitación es la aceptación, es decir, recibir o tomar lo que sucede en nuestro
interior, ya sea un pensamiento, un sentimiento, una sensación desconocida
hasta el momento, un recuerdo, etc. Para ello, es necesario estar dispuesto a
abandonar lo que automáticamente pensamos y activar el proceso de sentir los sentimientos
como sentimientos, los pensamientos como pensamientos y los recuerdos como
recuerdos. Sólo podemos cambiar la conducta abierta y sólo debemos empeñarnos
en cambiar lo que se puede cambiar, y la guía para ese cambio sería: según mi
experiencia ¿este comportamiento es útil para mi vida? ¿Hacer esto me da o me
quita vida?
¿Qué es la aceptación? Aceptar
algo es vivir con ello sin querer cambiarlo. Aceptar nuestros pensamientos,
sentimientos, sensaciones y emociones es dejar de hacer todo aquello que
empleamos para evitarlos. Aceptar es enfocar nuestra vista fuera del
microscopio que nos centra en nuestro dolor, ampliando así nuestro campo de
visión sin dejar de ver nuestras molestias.
Aceptar no es aguantar. Aguantar
es hacer fuerza para oponerse al empuje de otro. Aceptar supone no luchar
contra esa fuerza. Aceptar no es resignarse. Resignarse es abandonar nuestros
intereses, aceptar es luchar por nuestros valores e intereses.
Aceptar no es ignorar nuestros
pensamientos, sentimientos, sensaciones y emociones. Aceptar es abrirse a
experimentarlos. Aceptar no es un camino para no sufrir. Aceptar es asumir el
sufrimiento necesario para conseguir nuestros objetivos. La aceptación nos
permite desactivar los pensamientos.
La siguiente metáfora extraída de
la ACT ( Terapia de Aceptación y Compromiso) es un ejemplo magnifico para
entender todo lo que hemos hablado hasta el momento:
Supón que hay un autobús y que tú
eres el conductor. En este autobús tenemos muchos pasajeros. Los pasajeros son
sentimientos, pensamientos, estados corporales, recuerdos y otros aspectos de
la experiencia. Algunos son amenazantes, otros van vestidos con chaquetas de
cuero y llevan navajas afiladas. ¿Qué ocurriría si vas conduciendo y algunos
pasajeros empiezan a amenazarte diciéndote lo que tienes que hacer, hacia dónde
tienes que ir? “Tienes que girar hacia la derecha, tienes que girar a la
izquierda”. Ellos te amenazan con que si no haces lo que dicen irán hacia la
parte delantera del autobús.
Es como si hubieras hecho un
trato con estos pasajeros y el trato consiste en, “vosotros sentaos en la parte
de atrás del autobús y agacharos de forma que yo no os vea con mucha
frecuencia, a cambio, yo haré lo que vosotros digáis”, pero si un día estás
cansado de esta forma de viajar y dices “esto no me gusta, voy a hacer que
estos pasajeros se bajen del autobús”. Entonces paras el autobús y vas hacia la
parte de atrás mirando a los pasajeros. Nota que lo primero que haces es parar
el autobús. Ahora, no estás conduciendo para todos, estás conduciendo sólo para
estos pasajeros amenazantes. Son muy fuertes, no quieren salir y tú se lo
exiges, pero no parece que funcione.
De vez en cuando, vas hacia atrás
para aplacar y tranquilizar a estos pasajeros, intentando que permanezcan
sentados en la parte de atrás donde tú no puedas verlos. El problema es que tú
haces lo que piden a cambio de mantenerlos fuera de tu vida. Muy pronto ellos
no tendrán que decirte “gira a la izquierda”, tú ya sabes, tan pronto como se
acerca un cruce que los pasajeros van a acercarse a ti así que haces lo que
ellos querrían. Al tiempo, ellos parece que desaparecen y como tú quieres que
ellos se bajen, acabas creyendo que lo que realmente quieres es ir hacia la
izquierda. Sin embargo, cuando aparecen, lo hacen con el poder añadido de los
tratos que has hecho con ellos en el pasado.
Ahora la situación es que el
poder que los pasajeros tienen sobre ti es del 100%, sobre la base de que “si
tú no haces lo que nosotros decimos, iremos hacia la parte de delante del
autobús y nos tendrás que ver”. Es cierto que cuando avanzan hacia delante
parece como si te pudieran hacer un gran agujero. Ellos tienen cuchillos,
cadenas, etcétera. Piensas que pueden acabar contigo. El trato que has hecho es
que tú haces lo que ellos dicen y ellos no avanzan y se acercan a ti para que
tú no los veas. El conductor eres tú y has cedido el control en este trato
secreto con los pasajeros. En otras palabras, intentando conseguir el control,
en estos momentos has perdido el control. Date cuenta de que aunque tus
pasajeros reclaman que pueden destruirte si no giras a la izquierda, es algo
que nunca ha ocurrido. Estos pasajeros no pueden hacer nada contra tu voluntad.
El control es el problema, intentamos solucionar todo
clase de problemas de la misma forma, el control vale para cosas como reducir
el peso corporal reduciendo el consumo de alimentos o cambiando los hábitos
alimenticios, aumentando el tiempo dedicado al ejercicio físico, también
podemos tener control sobre los estudios, sobre las interacciones sociales,
pero esto no sirve para eventos internos como los pensamientos, los
sentimientos, las emociones, para esto intentar controlarlos agrava el
problema, es como a quién le regalan un
martillo y todo lo que ve son clavos… no todos los problemas se solucionan de
la misma manera, y no todos tienen solución
Lo que podríamos considerar el
lema de la ACT reza lo siguiente:
“Dame fuerza para cambiar lo que
puedo cambiar, la serenidad necesaria para aceptar lo que no puedo cambiar, y
la sabiduría para distinguir lo uno de lo otro”
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